Pseudomonas putida: imagen a microscopía confocal (izda.) y electrónica (dcha.). Cortesía de Juan de Dios Alché. |
Cráter Gale en Marte. Reconstrucción del lago que primigeniamente ocupaba la estructura de impacto. |
Pseudomonas putida: imagen a microscopía confocal (izda.) y electrónica (dcha.). Cortesía de Juan de Dios Alché. |
Cráter Gale en Marte. Reconstrucción del lago que primigeniamente ocupaba la estructura de impacto. |
Capsicum annuum |
¿Sueñan los pimientos con la medicina?
es el nombre del proyecto que desde el grupo de Antioxidantes,
Radicales Libres y Óxido Nítrico en Biotecnología y Agroalimentación de
la Estación Experimental del Zaidín y bajo la dirección del doctor José
Manuel Palma Martínez vamos a desarrollar con nuestro alumnado de Anatomía Aplicada de primero de bachillerato. La promoción de la salud es uno de los objetivos principales de esta asignatura y este proyecto sin duda contribuye a ello a través de diversos enfoques como sus propiedades nutritivas, los efectos de su consumo o el uso de algunos de sus componentes como productos con actividad terapéutica para tratar diversas dolencias.
Este proyecto se enmarca dentro de la iniciativa del Consejo Superior del Investigaciones Científicas Cuenta la Ciencia, que en la Estación Experimental del Zaidín engloba a una serie de proyectos que se engloban bajo la actividad CAOS (Ciencias Agrarias On-line en Secundaria).
Ayer tuvimos nuestra primera sesión on-line con José Manuel Palma; nos acompañaron otros investigadores de la Estación Experimental del Zaidín. En ella pudimos conocer algunos de los hechos que justifican la elección del pimiento para este proyecto. Desde un punto de vista económico es la segunda hortaliza de mayor distribución en el consumo mundial; su importancia en la alimentación no deja lugar a dudas. En nuestro caso concreto, España es el quinto país del mundo en cuanto a la producción de pimientos y el segundo en cuanto a volumen de exportación. Desde un punto de vista culinario existen cientos de variedades de primientos, que a grandes rasgos podemos clasificar en dos grandes grupos: los dulces y los picantes. El sabor característico de estos últimos se debe a la presencia de un compuesto denominado capsaicina. Existe una amplia gama de variedades que se clasifican según su grado de pungencia, su picor, mediante la escala de Scoville. Pero además de contribuir al sabor de estas hortalizas, la capsaicina tiene otras aplicaciones que habremos de investigar; y puede que los pimientos contengan, además, otras sustancias con propiedades desconocidas aunque interesantes para la salud.
Estos principios son los que van a ir definiendo nuestro proyecto. Plantearemos una serie de tareas que habrá que ir resolviendo a lo largo de los próximos meses. Algunas requerirán documentarnos, bien bibliográficamente o a través de internet; otras estudiar los hábitos de consumo de pimientos en la sociedad; investigaremos su valor nutritivo, relacionaremos las distintas variedades con su contenido en capsaicina... Y también habrá lugar para experimentos de laboratorio. De todo ello iremos dejando constancia en este blog.
Sobrevivir en mundos salados es el nombre del nuevo proyecto que vamos a llevar a cabo en nuestras clases a lo largo de los próximos meses en nuestras clases de biología y que hoy hemos comenzado. Auspiciado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas dentro de la iniciativa Cuenta la Ciencia, es una de las actividades que engloba CAOS (Ciencias agrarias on-line en secundaria) un conjunto de proyectos dirigidos desde la Estación Experimental del Zaidín. De nuevo contaremos con la dirección de Manuel Espinosa, nuestro científico de cabecera durante los últimos cursos.
La alta concentración de sales en el suelo es muy nociva tanto para las plantas como para el resto de los seres vivos. Es una consecuencia más del calentamiento global que está empobreciendo los suelos e indirectamente haciendo que se pierda biodiversidad cuando se destruyen tierras vírgenes para dedicarlas al cultivo. Manuel Espinosa nos ha hablado de las dos posibles soluciones. Una de ella es cultivar especies más tolerantes a las sales, obtenidas bien mediante cruces dirigidos y selección artificial o mediante la modificación genética o transgénesis. La otra posibilidad es usar microorganismos para proteger a las plantas de los efectos tóxicos de la abundancia de sales. Ejemplo de estos es la bacteria Pseudomonas stutzeri MJL19, aislada de la única planta que crece en los suelos salados de Salinas Grandes, una región de Argentina donde solo crece ese vegetal; esta bacteria es conocida nuestra y la hemos utilizado en nuestros proyectos sobre astrobiología.
Pero hablando de astrobiología, existen proyectos como Mars One, que plantean establecer colonias humanas en Marte. En ellas serían muy importantes los cultivos en suelos marcianos. En Marte, son muy abundantes los suelos de naturaleza volcánica; a valorar la posibilidad de cultivar plantas en suelos de esta naturaleza dedicamos nuestros trabajos de cuersos anteriores. Pero en Marte existen también otras zonas de naturaleza sedimentaria; estas se formaron en épocas muy antiguas en las que había agua líquida en la superficie del planeta rojo. Cuando esta se perdió, se originaron suelos con depósitos de sales. Así lo ha podido constatar el rover Curiosity en el cráter Gale. Entre aquellas se han detectado cloruro de sodio, sulfato de calcio y cloratos y percloratos, estos últimos muy tóxicos para los seres vivos pero con capacidad de originar salmueras, la única posibilidad de que en la actualidad haya agua líquida en Marte. Cultivar plantas en Marte puede requerir proteger a las plantas de sus efectos tóxicos.
Nuestro proyecto va a tener una doble vertiente. Por un lado tendremos que desarrollar una labor de investigación bibliográfica acerca de los efectos de las sales sobre las plantas, de cómo los microorganismos pueden protegerlas en ambientes salinos o de qué se conoce acerca de la composición salina de los suelos de Marte. Por otro lado desarrollaremos una fase experimental en la que comprobaremos el efecto de diversas sales sobre la germinación y el desarrollo de las plantas; las sales serán cloruro sódico, clorato potásico y sulfato de calcio. Las plantas serán maíz (Zea mays) y carilla (Vigna unguiculata). Valoraremos también el posible efecto protector de los microorganismos. Para ello seleccionaremos una bacteria de las que empleamos en nuestros proyectos anteriores sobre Marte. La imagen siguiente muestra la tolerancia de diversos microorganismos ante distintas concentraciones crecientes de clorato potásico.
En base a estos resultados previos y la información que podamos encontrar en la bibliografía sobre los efectos de estos microorganismos sobre el crecimiento y desarrollo de las plantas, justificaremos nuestra elección. De igual modo, ahora mismo estamos en la fase de definición del proyecto, por lo que también os pedimos vuestras aportaciones y así como propuestas y diseño de experimentos. Tenemos nuestro espacio para ello en los comentarios del blog. Y para acabar, una imagen de nuestros cultivos en suelo marciano simulado del proyecto anterior.