Como hemos aprendido en estos días uno de los problemas sanitarios que cada vez cobra más importancia es el hecho de que las bacterias acaban desarrollando resistencias frente a los antibióticos con las que se tratan. El objetivo principal de nuestro proyecto va a ser ensayar nuevos recursos terapéuticos procedentes de las plantas frente a bacterias resistentes a antibióticos.
El primera paso va a ser estudiar en qué grado están extendidas las bacterias resistentes a antibiótico y o vamos a analizar en las bacterias comensales de nuestro cuerpo, concretamente las que se encuentran en la piel o en la boca. Para ello hemos preparado bastoncillo estériles con los que tomar las muestras y tubos de ensayo con 3 ml de caldo de soja y tripticaseína (medio TSB).
En el caso de la boca hemos pasado el bastoncillo por la lengua, mejilla y dientes y posteriormente hemos inoculado con él el tubo con medio de cultivo. Puesto que la toma de muestras la hicimos el viernes, vamos a incubar a 28ºC para evitar un crecimiento excesivo hasta el lunes.
En el caso de la piel, previamente hemos humedecido el bastoncillo con suero fisiológico estéril para favorecer la toma de bacterias. El procedimiento ha sido similar al de la boca, tomando muestras de la palma de la mano y de los dedos.
El próximo lunes comprobaremos si ha habido crecimiento en nuestro tubos. En caso afirmativo, el siguiente experimento consistirá preparar tubos con medio de cultivo a cada uno de los cuales se añadirá un antibiótico diferente; en cada tubo inocularemos una pequeña cantidad de los cultivos que hemos obtenido. ¿Qué observaremos en los tubos en el caso de que tengamos bacterias resistentes a alguno de los antibióticos ensayados? ¿Y si ninguno de los microorganismos es resistente?