Este
año 2020 quedará grabado de un modo indeleble en nuestra memoria para
el resto de nuestras vidas. ¿Quién podía pensar que viviríamos una
pandemia que en tan solo unos meses llegaría a afectar a millones de
personas en todo el mundo y a causar cientos de miles de fallecimientos?
¿Quién nos iba a decir que íbamos a acabar confinados en nuestras
casas, cambiando sustancialmente nuestros hábitos de vida, qué
dejaríamos de ir presencialmente a nuestro instituto y a desarrollar en
tiempo record nuevos métodos con los que seguir desarrollando nuestro
proceso de enseñanza y aprendizaje?
En
este escenario, en el que teníamos que trabajar desde la distancia,
era muy difícil imaginar que pudiéramos concluir aquellos proyectos de
investigación que poníamos en marcha unos meses antes y para los que
imprescindiblemente teníamos que utilizar nuestro laboratorio. El
coronavirus nos obligaba a dejar allí nuestros microorganismos, nuestros
cultivos, nuestros aceites esenciales, nuestros extractos vegetales y
quizá también nuestra ilusión por concluir nuestros proyectos para este curso.
A pesar de todo ello, entre todos hemos demostrado que ante las
situaciones difíciles aún nos crecemos más. No solo hemos podido avanzar
en nuestras clases, sino que además hemos sido capaces de continuar con
nuestra actividad investigadora desde nuestros hogares, volcándonos en
otras facetas de la investigación científica: estudiar los resultados
que teníamos hasta entonces, revisar la bibliografía, discutir nuestros
hallazgos... e incluso embarcarnos en la última etapa de todo trabajo
científico: dar a conocer y publicar los resultados.
El
SARS-Cov-2 no ha podido vencer en esta batalla. Hoy se ha publicado en
la página web de la Estación Experimental del Zaidín, centro del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas el número 9 de la revista High School Students for Agricultural Science Research,
que incluye dos artículos elaborados por el alumnado de la asignatura
de Anatomía Aplicada de primero de bachillerato de nuestro instituto, el
IES Zaidín Vergeles. En uno de ellos se estudia el efecto
antimicrobiano de los aceites esenciales de plantas; en el otro hemos
investigado la actividad antibacteriana de extractos etanólicos en
diversas plantas de nuestro entorno próximo. En ambos, nuestro objetivo
era encontrar sustancias capaces de inhibir el crecimiento de bacterias
patógenas de plantas.
Hemos
tenido la inmensa satisfacción de formar parte de un número que también
incluye los artículos que describen los resultados de otros proyectos
desarrollados en la Estación Experimental del Zaidín en el marco del
proyecto PIIISA y que tratan temas tan interesantes como la detección de
secuencias CRISPR en bacterias, la producción de compost o el
microbioma del polen del olivo.
Es
el momento de agradecer al doctor Manuel Espinosa Urgel su dedicación
tanto a la dirección de nuestro proyecto como al haber hecho posible la
publicación de este número en tiempos tan complicados. Igualmente a la
Estación Experimental del Zaidín, así como a nuestro instituto, por
facilitar estas actividades tan necesarias para el desarrollo cientifico de nuestros jóvenes. Pero especialmente a nuestro alumnado, a
nuestros chicos y chicas, que a pesar de las dificultades que hemos
vivido, han sabido continuar con sus investigaciones y han sido capaces
de plasmar su interés y su ilusión por la ciencia en estos dos
excelentes artículos.
Se
puede acceder al número completo de la revista y a las ediciones
anteriores a través de estos enlaces a la Unidad de Cultura Científica
de la Estación Experimental del Zaidín:
https://ucc.eez.csic.es/educacion-cientifica/high-school-students-for-agricultural-science-research/
https://ucc.eez.csic.es/educacion-cientifica/high-school-students-for-agricultural-science-research/