¿Estará el universo repleto de planetas llenos de vida y, por tanto, esta será algo cotidiano en su evolución? O, por el contrario, ¿tendrá el lugar en el que habitamos el privilegio de ser el único espacio del cosmos en el que ha surgido la vida? Y sí, hablamos de vida, pero... ¿cómo podemos definirla con propiedad?
Con estas cuestiones se ha iniciado la charla impartida por Emilio García y Manuel Espinosa que ha supuesto el punto de partida del proyecto que se desarrolla en este centro sobre Astrobiología dirigido por estos investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía y la Estación Experimental del Zaidín, centros del CSIC en Granada.
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Emilio García (IAA-CSIC) |
Las dos primeras cuestiones hacen referencia a los dos enunciados que dan título a este texto. Para ellos aún no tenemos respuesta. Pero a pesar de gozar de este atributo, tampoco somos capaces de dar una respuesta clara a la última pregunta, más allá de identificar a los seres vivos con aquellos que llevan a cabo las funciones de nutrición, relación y reproducción. A todas luces, se trata de una definición insuficiente que no define la vida, sino propone unos atributos que deben cumplir todos los seres que disfrutan de tal cualidad. Invito aquí a los lectores a que propongan en los comentarios otras definiciones, propias o ajenas, de lo que es la vida.
Que la vida existe en el universo es una realidad. La prueba somos nosotros mismos. Pero, ¿existirá la vida en otro lugar del universo? Emilio García ha planteado qué es necesario para que la vida aparezca. En primer lugar una estrella que le aporte energía, además un planeta que la sustente, una química que la construya -la nuestra se basa en elementos como C, H, O, N, P, S- y agua en estado líquido que la soporte. Circunstancias que, como en el caso de la Tierra, podríamos encontrar en la llamada zona de habitabilidad de una estrella, la franja de espacio alrededor de la misma en la que se puede encontrar agua en estado líquido.
Hasta hace poco, se pensaba que la vida se desarrollaba en condiciones muy limitadas. En la actualidad se ha descubierto que es mucho más ubicua de lo que se creía y se han encontrado seres vivos en lugares como chimeneas volcánicas submarinas, gélidas masas de agua antárticas o entornos ácidos saturados de metales pesados. Y esto incrementa, a priori, la posibilidad de que exista vida en otros lugares del universo o, al menos, amplía el rango de condiciones en las que debemos buscar.
Un planeta que albergara vida debiera estar a una distancia de una estrella que le proporcionara una temperatura adecuada, con una atmósfera que le protegiese de la radiación que aquella emite, una tectónica activa y un núcleo que generase un campo magnético que lo protegiese de los rayos cósmicos y un eje de rotación inclinado que determinase estaciones, entre muchos otros factores más. La vida en la Tierra requiere de todas estas condiciones; con que no se hubiese dado alguna de ellas nuestro planeta, probablemente, sería inerte. ¿Se darán estas condiciones en planetas que orbiten en torno a otras estrellas?
Para responder a esta pregunta lo primero que tenemos que hacer es buscar exoplanetas. Sobre ello versará la parte del proyecto dirigida por Emilio García. Aprenderemos a localizar exoplanetas mediante el métodos de los tránsitos, se estimará su distancia a la estrella, su temperatura, si está en su zona de habitabilidad, la radiación que recibe... En esencia, de si es potencialmente habitable.
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Manuel Espinosa (EEZ-CSIC) |
Manuel Espinosa nos ha hablado de posibles candidatos para habitar estos exoplanetas. Las bacterias dominan la Tierra; son los seres vivos más abundantes, se multiplican con gran rapidez y viven en los ambientes más insospechados. Habitan en los seres humanos, donde llegan a superar en número al conjunto de células que nos componen. Durante la mayor parte de la historia de la vida en la Tierra estos procariotas fueron las únicas formas vivas que existieron por lo que es de suponer que, en el caso de que encontrásemos vida en otros planetas, lo más probable es que fuese vida microbiana.
Manuel Espinosa ha planteado su parte del proyecto enfocado en la selección de distintas especies bacterianas procedentes de distintos hábitats (suelo, tracto intestinal, leche...) en las que se ensayará su capacidad de sobrevivir a distintas temperaturas y a distintas condiciones de acidez, su resistencia a la radiación ultravioleta, su tolerancia a los metales pesados o la posibilidad de que se desarrollen en atmósferas carentes de oxígeno. Todo ello encaminado a encontrar especies candidatas a habitar alguno de los exoplanetas hasta ahora conocidos. ¿Las encontraremos?