lunes, 29 de abril de 2019

Inauguración de la XXII Semana Solar: Origen y evolución de los átomos


Estamos dedicando la XXII Semana Solar a Evolución, en el sentido más amplio de la palabra. Desde una perspectiva biológica recorreremos un camino que nos llevará desde el origen del universo hasta el proceso que nos ha hecho humanos. Abordaremos cómo la evolución llegó a Granada y cómo se ve esta teoría desde distintas perspectivas.
Inauguramos esta andadura con la conferencia impartida por Enrique Pérez Jiménez, profesor de investigación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), titulada Una breve historia de los átomos: la evolución química del universo. Charla que, además, ha resultado muy oportuna dado que este año se conmemora el aniversario del establecimiento del sistema periódico de los elementos por parte de Mendeleyev.
Enrique Pérez Jiménez se encargado de conducirnos de forma amena y muy interesante, a través de un viaje que se inicia en el Big Bang, en los procesos mediante los que se originaron los primeros elementos químicos en lo conocido como nucleosíntesis primordial, los procesos  de formación que tienen lugar en el interior de las estrellas a lo largo de su vida o aquellos que conducen a la aparición de elementos pesados cuando estas mueren en colosales explosiones como son las supernovas. Nos ha hablado de distancias en el universo, del origen y evolución de las galaxias, de la vida de las estrellas y de las diferencias entre la composición de los seres vivos y el resto del cosmos.
La charla ha concluido con unas citas de Carl Sagan, astrónomo y divulgador, a propósito de la imagen captada por la sonda Voyager antes de abandonar el sistema solar, leídas por Carmen de la Torre y, que por su belleza, transcribimos aquí:


"Pudimos tomar esa fotografía desde el espacio profundo y, si la miráis, podéis ver un puntito. Ese puntito es aquí mismo. Nuestro hogar. Nosotros. Sobre ese puntito, todas las personas de las que hayáis oído hablar, todos y cada uno de los seres humanos que han vivido, ahí es donde lo han hecho. La suma de todos nuestros gozos y nuestros sufrimientos, miles de religiones seguras de su doctrina, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador, cada recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y cada destructor de civilizaciones, cada rey y cada siervo, cada una de las parejas de enamorados, cada niño ilusionado, cada madre y cada padre, cada explorador, inventor, profesor de moral, cada político corrupto, cada personaje famoso, cada líder supremo, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie, vivieron ahí, en esa mota de polvo suspendida en un rayo de sol. 
La Tierra es un escenario diminuto en la vasta arena cósmica. Pensad en los ríos de sangre derramados por todos esos generales y emperadores para, bañados en gloria y triunfo, poder ser durante un momento señores de una fracción de un puntito. Pensad en las crueldades sin fin que los habitantes de una parte de ese puntito han ejercido y ejercen sobre los habitantes de otra parte de ese puntito. Qué frecuentes los malentendidos, qué deseosos de matarse unos a otros, qué fervientes sus odios. Nuestras poses, nuestra imaginada importancia, el espejismo de que tenemos una posición privilegiada en el universo ... este puntito de luz desafía todo esto. Nuestro planeta es una mota en la gran oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad - en esta inmensidad - no hay ninguna indicación de que vayamos a recibir ayuda de ninguna parte que nos salve de nosotros mismos. Dependemos sólo de nosotros mismos. Se suele decir que la astronomía es una experiencia que nos hace más humildes, yo añadiría que nos hace madurar. Para mí, no existe una demostración mejor de la insensatez de la vanidades humanas que esta distante imagen de nuestro pequeño mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de relacionarnos unos con otros con más bondad y compasión, y nuestra responsabilidad de preservar y querer a este puntito azul, el único hogar que hemos conocido.” 





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