Esta mañana hemos tenido nuestra segunda sesión del proyecto con Manuel Espinosa (EEZ - CSIC). Un factor importante para la posibilidad de que haya vida en Marte es la presencia de agua líquida, algo que es imposible en la superficie de Marte dadas las bajas temperaturas reinantes -podría estar en forma de hielo- o la baja presión atmosférica -se sublimaría directamente-. Sin embargo hay estructuras que recuerdan a cursos de agua y cuya morfología incluso ha cambiado en una plazo de tiempo relativamente corto. Es por ello por lo que se propone que en el subsuelo de Marte podría haber agua líquida, pero la única posibilidad de que así sea pasa porque se encuentre formando parte de salmueras, disoluciones más o menos concentradas de sales minerales. Esto podría ser posible pues en Marte se ha detectado la presencia de cloratos y percloratos en el suelo, sustancias que en disolución podrían hacer que bajase el punto de congelación del agua y favorecer que estuviese en estado líquido. Desde un punto de vista microbiológico y desde la perspectiva de nuestro proyecto es importante valorar la posibilidad de que nuestras bacterias pudieran sobrevivir en presencia de estas sales.
Por todo lo anterior, nuestro primer experimento ha consistido en probar el crecimiento de nuestras bacterias en placas con concentraciones crecientes de clorato potasio (KClO3). Al medio de cultivo que empleamos (LB) se ha adicionado la cantidad suficiente de esta sal para lograr concentraciones finales de 0.05M, 0,1M y 0.2M. Y sobre estas placas hemos inoculado nuestras bacterias y las hemos puesto a incubar a una temperatura de 30ºC.
Nuestro segundo experimento va encaminado a estudiar si nuestras bacterias pueden sobrevivir a los cambios de temperatura que hay en nuestro planeta vecino. Para ello hemos preparado tubos con 3 gramos de nuestro simulador del regolito marciano que han sido esterilizados mediante autoclavado (20 minutos, 120ºC), a los que se les han inoculado 200 microlitros de cultivo de cada uno de nuestros microorganismos. Estos tubos se van a someter a ciclos en los que se van a alternar temperatura ambiente (similar a la temperatura máxima que se puede alcanzar en el ecuador de Marte durante el verano) con temperaturas de -80ºC (las que se darían en estas regiones de noche o en los inviernos de Marte). A partir de ellos analizaremos la supervivencia de nuestras bacterias a lo largo del tiempo.
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